Un servidor es en realidad, sencillamente, una computadora que forma parte de una red y que provee servicios a los demás ordenadores que conforman tal estructura. En ese contexto de sistema, la virtualizacion calza como anillo al dedo para enriquecer las posibilidades de interconexión.
Los servidores virtuales no son más que particiones o reparticiones del servidor principal, al que puede llamarse “servidor madre”, que es ese mismo computador que distribuye servicios a las demás.
Los servidores más utilizados y también los más conocidos hoy en día son los que se emplean en la Web, y su función es la de compartir diferentes recursos informáticos con otros servidores existentes en el entorno global de Internet.
En la Red de redes, un servidor virtual se reparte en dos o más servidores que comparten entre sí los recursos de un único servidor web real y tangible (el computador anteriormente mencionado como servidor principal o “madre”).
Cuando se dice que un servidor web se reparte entre otros, en realidad lo que sucede es que se “virtualiza”, es decir: se convierte en un medio que permite crear una versión virtual de un recurso o dispositivo, que puede ser un servidor mismo, un dispositivo de almacenamiento, un sistema operativo, o una red que se divide en uno o varios entornos de ejecución.
Lo que permite el proceso de virtualizar recursos informáticos es contar con la posibilidad de que las aplicaciones, los dispositivos y los usuarios puedan interactuar con los mismos recursos virtuales como si en realidad se tratase de un solo recurso único.
En el mundo de hoy, con sus tiempos vertiginosos y en cualquiera de sus ámbitos, la velocidad y urgencia de las necesidades tanto de las empresas como de los clientes, instituciones y usuarios en general, se han encontrado en el universo virtual soluciones tan compatibles como inagotables.